LA LOCURA COMPARTIDA... FOLIE À DEUX© Por Dra. Susana P. García Roversi

LA LOCURA COMPARTIDA... FOLIE À DEUX©
Por Dra. Susana P. García Roversi (*)

Según el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales” [1] el trastorno psicótico compartido o “folie à deux” (literalmente, “locura de a dos”) es un raro síndrome [2] psiquiátrico en el que un síntoma de psicosis (particularmente una creencia paranoica o delirante) es transmitido de un individuo a otro. El mismo síndrome puede ser compartido por más de dos personas: folie à trois, folie à quatre, folie à famille o incluso folie à plusieurs (“locura de muchos”) [3].

Se diagnostica normalmente cuando los individuos afectados viven próximos, están social o físicamente aislados y tienen poca interacción con otras personas. Se han propuesto varias clasificaciones de trastorno psicótico compartido para describir cómo la idea delirante se mantiene por más de una persona.

1) Folie imposée: en el que una persona dominante (conocida como “primario”, “inductor” o “dominante”) crea inicialmente una idea delirante durante un episodio psicótico y lo impone a otra persona o personas (conocida como “secundario” o “dominado”). Se supone que el secundario no habría delirado si no hubiera interactuado con el inductor. Si los individuos son ingresados en el hospital de manera separada, las ideas delirantes de la persona inducida usualmente desaparecen sin necesidad de medicación.
2) Folie simultanée, en el que dos personas, que independientemente sufren de algún tipo de psicosis, influencian el contenido de las ideas delirantes de cada uno de ellos, de forma que se convierten en idénticas o muy similares.

El trastorno psicótico compartido no deja de ser una curiosidad psiquiátrica. El actual DSM-V establece que una persona no puede diagnosticarse como delirante si su creencia en cuestión está comúnmente aceptada por otros miembros de su cultura o subcultura. Cuando un gran número de personas terminan creyendo algo obviamente falso y potencialmente angustioso basándose únicamente en rumores, estas creencias no se consideran como clínicamente delirantes por la profesión psiquiátrica, y se denominan “histeria colectiva” (ver nota 3).
Evidentemente, aquí estamos hablando en términos psiquiátricos y se considera a este síndrome, desde este punto, como un trastorno mental. Ahora bien, mucho se discute (y nadie se pone de acuerdo) respecto de los trastornos de la personalidad, dentro de los cuales encontramos a los psicópatas, según el citado DSM-V, en el cual se los define de la siguiente manera, denominándolo trastorno antisocial de personalidad:

1)   Poseen un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican 3 o más de los siguientes ítems:

a. fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención;
b. deshonestidad: mentiras reiteradas, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer;
c. impulsividad o incapacidad para planificar el futuro;
d. irritabilidad y agresividad (peleas físicas repetidas o agresiones);
f. despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás;
g. irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas, y
h. falta de remordimiento, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros.

2) El sujeto tiene al menos 18 años.
3)   Hay pruebas de un trastorno de conducta que comienza antes de los 15 años.
4)   El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio maníaco.

Así, la Décima Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE-10, 1992) define al trastorno disocial de la personalidad según los siguientes criterios: 1) cruel despreocupación por los sentimientos de los demás y falta de capacidad de empatía; 2) actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y despreocupación por las normas, reglas y obligaciones sociales; 3) incapacidad para mantener relaciones personales duraderas; 4) muy baja tolerancia a la frustración o bajo umbral para descargas de agresividad, dando lugar incluso a un comportamiento violento; 5) incapacidad para sentir culpa y para aprender de la experiencia, en particular del castigo (el destacado me pertenece); 6) marcada predisposición a culpar a los demás o a ofrecer racionalizaciones verosímiles del comportamiento conflictivo, y 7) irritabilidad persistente.
Existen casos en los cuales la folie à deux se fusiona en un motivo compartido: codicia, celos insanos, odio amargo hacia la sociedad, perversidad sexual, o una letal mezcla de todos o algunos de ellos. Pero lo que es más importante: los delitos no podrían ser cometidos por uno solo de ellos, es necesaria e imprescindible la presencia del cómplice, puesto que de otra manera, el delito o los delitos no podría/n haber sido cometido/s.

En una genuina locura compartida, el “miembro dominante” es quien posee los delirios más fuertes mientras que el “dominado” colabora activa o pasivamente con aquél por tener las mismas ideas delirantes (aunque en menor grado), porque su participación es indispensable para lograr los fines del “dominador”; para complacer a su pareja; por miedo a que le suceda lo mismo si no lo hace o simplemente participa con su silencio y tolerancia, con una negación forzada de lo que sucede a su alrededor. Veamos entonces casos de “locura compartida” en los cuales, el secuestro se encuentra ínsito en ellos y, por supuesto, el rol de la mujer adquiere una significativa preponderancia. Se verán algunos casos en los próximos aportes.

NOTAS:

[1] En inglés, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM-V, por ser su 5ª versión la vigente, Asociación Americana de Psiquiatría, Virginia, 2013.
[2] Se denomina “síndrome” al conjunto de síntomas, signos y modificaciones morfológicas, funcionales y bioquímicas del organismo, que parecen tener algo en común a pesar de su origen diverso e indeterminado
[3] También denominado “histeria colectiva” tal como sucediera en 1693, en los llamados “Juicios de Salem” en el estado de Massachusetts, EE.UU., donde se condenó a 29 personas a muerte, acusadas de brujería, en medio de una histeria colectiva, favorecida  por el gobierno puritano, pero que encubría algunas espurias luchas de poder, manejo de tierras y hasta ha llegado a hablarse de ergotismo (intoxicación plena con pan de centeno fermentado que contiene elementos químicos similares al alucinógeno LSD).


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