Teniendo en cuenta lo expresado en el punto anterior, las sectas o
cultos destructivos contemporáneos, independientemente de su historia y
principios doctrinales, se caracterizan por tener los siguientes elementos en
su forma de operar, reclutar y ejercer su “fe”:
• Son grupos enlazados bajo una doctrina demagógica, encabezados por
un líder carismático, quien dice ser “su dios”; el “elegido” o “enviado”; el
poseedor de la “verdad absoluta”.
• El líder –y quienes son por él designados, en una escala inferior
a la suya, obviamente– exigen que las órdenes del “maestro” sean ejecutadas sin
el menor cuestionamiento o duda.
• Exigen la adhesión total al grupo, al cual obligan a romper con
todos los lazos sociales anteriores a su ingreso al culto: padres, pareja,
amigos, trabajo, estudios, etcétera.
• Viven en comunidades cerradas o en total dependencia del grupo;
por lo general eligen lugares alejados y aislados de las ciudades.
• Se suprimen las libertades individuales y el derecho a la intimidad de los integrantes.
• Se controla toda la información que llega hasta los adeptos, la cual es manipulada por el líder a su entera conveniencia.
• Se utilizan técnicas psicológicas con el fin de anular la voluntad
y el razonamiento del adepto, causándole, en muchos casos, graves trastornos
psíquicos.
• Se proclama el rechazo total de la sociedad y sus instituciones;
“afuera todos son “enemigos”.
• Tienen, como actividad principal, el proselitismo y la recaudación
de dinero; algunos, como Charles Manson, la comisión continua de diversos
delitos (robos, hurtos, inflicción de “castigos” que causan lesiones o temor a
terceras personas, entre algunos); Adolfo Constanzo (secuestros, asesinatos,
tráfico de drogas), o Shoko Asahara (asesinato, atentados aislados).
• Los líderes obtienen, bajo coacción psicológica y manipulación, la
entrega del patrimonio personal de los nuevos adeptos y de grandes sumas de
dinero.
Por lo dicho, podríamos afirmar que casi todas las sectas son
destructivas, al menos, de la individualidad de sus adeptos. Sin embargo, hay
algunas en las cuales el nivel de destrucción humana de los seguidores es tal
que se llega a límites increíbles. Debido a que el adepto debe acatar los
principios de la secta o del culto por sobre los establecidos por las leyes, en
ocasiones es obligado, coercitiva o psicológicamente, a cometer ataques a
terceros, actos que son denominados como “terrorismo doméstico”, o prácticas
autodestructivas, como los suicidios masivos, los cuales, la mayoría de las
veces, son “asistidos” o bien, como en el caso de la secta “El Templo del Pueblo”,
fundada por Jim Jones, quienes se resistían al “suicidio revolucionario”, eran
obligados por la fuerza a ingerir el veneno. Y he aquí el objetivo de la
caracterización sus líderes como asesinos múltiples.
FUENTE: García Roversi, Susana P., “Asesinos Múltiples 1”, Colección
“Sin Piedad”, vol. 1, Grupo Editorial HS, Buenos Aires, 2010.
Si me permite yo agregaría a la lista todas las que bendicen las armas que irán a las guerras y ponen como guía y guarda de los ejércitos a los llamados Santos .
ResponderEliminarSe sigue la clasificación del FBI: "Quedan fuera de la clasificación de asesinatos múltiples:los genocidios, los ataques terroristas, los asesinatos tribales, políticos, religiosos, etc., pues estos últimos no son perpetrados por una sola persona, o dos a lo sumo, sino por un grupo de ellas, siguiendo órdenes de un comando superior o estatal". (García Roversi, Susana P., Asesinos Múltiples 1, Colección "Sin Piedad", vol. 1, 2011, p. 58).
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