Subtipologías de Asesinos Múltiples: Asesinos en Lugares de Trabajo (workplace killers) 1ra. parte

El empleado letal. — Una de las mayores áreas emergentes del crimen mayor es el “homicidio ocupacional” o “asesinato en lugares de trabajo”. Muchos de los trabajos en EE.UU. (y también en el mundo entero) son inherentemente peligrosos, como los que se llevan a cabo en el sector de seguridad –tanto los de las fuerzas del orden como los de índole privada–; en estos casos, la posibilidad de ser asesinado en el trabajo es directa, y siempre está presente en los empleados de estas profesiones.
Sin embargo, desde los principios de la década del ’80 un nuevo tipo de accionar criminal dejó su marca en la comunidad económica norteamericana: “el empleado letal” (lethal employee). Este es un tipo de trabajador que ataca, exclusivamente, a sus compañeros de trabajo y, por lo general, con resultados terribles. Su objetivo puede ser el personal superior (supervisores, gerentes, jefes) con los cuales haya tenido problemas y discusiones, pero hay una inclinación (¿perversa?) a asesinar a sus propios compañeros, anteriores o actuales, a veces, en forma aleatoria; otras, no y, en algunos casos,  como acto final, se suicidan en el lugar.
Para la mayoría de la gente, es muy difícil comprender como una persona puede, con sangre fría y de una manera brutal, asesinar a otras que trabajan con él o ella todos los días. Luego del caso de McDermott, así como en muchos otros anteriores, quedó evidenciado que esto puede suceder en cualquier momento. Algunos de estos atacantes encajan dentro de lo que se ha dado en llamar “perfil de un asesino en lugares de trabajo” o “empleado letal”; sin embargo, muchos otros son excelentes trabajadores y, si bien se ajustan al perfil, nunca tendrían esta conducta criminal.
El perpetrador no es como el resto de sus compañeros, quienes, en la primera oportunidad que se les presenta pueden robar, hurtar o rapiñar cosas de su trabajo; él “es miembro de la fuerza trabajadora” y, en este sentido, esta actitud es una excelente cobertura de sus reales intenciones. Por lo general, se trata de personas en un rango de 30 a 45 años, que no poseen antecedentes criminales, y que trabajan en el lugar desde hace muchos años –incluso décadas–. Asimismo, en el momento de llevar a cabo su ráfaga asesina, se encuentran en su lugar de trabajo –como todos los días–, prestando tareas, y también se han dado casos en los cuales “regresan para su tarea final”.
Su importante ventaja es que es muy conocido por sus compañeros, y no es considerado potencialmente peligroso (al igual que los asesinos familiares), aunque se tornará letal como consecuencia de un sentimiento arraigado en su propia mente, de “venganza” o “justicia”.
La violencia en los lugares de trabajo se ha insertado en la conciencia del público norteamericano, aunque han sucedido unos pocos eventos en otros países del mundo. Esta “rabia homicida” expresada en el lugar de trabajo creó un nuevo fenómeno: la furia laboral. En 1996, en una encuesta realizada, en los EE.UU., por la consultoraGallup, a nivel nacional, se demostró que el 25% de todos los trabajadores norteamericanos dijeron que, al menos, tenían una causa de enojo o malestar en su lugar de trabajo (por el accionar de los supervisores; la falta de productividad o colaboración recíproca entre sus compañeros de trabajo; los tiempos cada vez más ajustados para la realización de las tareas; la fuerte carga laboral; el maltrato por parte de la superioridad; la estresante atención al público).
FUENTE: García Roversi, Susana P., Asesinos Múltiples 1, Colección “Sin Piedad”, vol. 1, Grupo Editorial HS, Buenos Aires, 2010.

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